Desinformación

Últimas publicaciones de desinformación

Los atletas jóvenes no colapsan después de la vacunación

Los atletas jóvenes no colapsan después de la vacunación

Los videos de jóvenes atletas colapsando e incluso muriendo se están difundiendo rápidamente en las redes sociales. Las caídas, sugieren falsamente muchos usuarios, son el resultado de problemas cardíacos repentinos y graves provocados por las vacunas contra el...

read more

Qué es la desinformación y por qué es un problema

Mat Heywood/ Florencia Montaruli
Health.Studio

La desinformación no es un problema nuevo, pero se ha agravado con el ascenso de las redes sociales, que actúan como los medios para difundir relatos falsos o distorsionados a gran velocidad. La desinformación, entendida como una manipulación mediática, evita el conocimiento de datos y limita el acceso a la verdad, generando así una ignorancia culturalmente inducida. Mientras el mundo entero lucha por encontrar el freno a la pandemia del Covid19 que ha puesto en jaque sociedades, economías y países enteros, la desinformación sigue apareciendo como el aspecto más contagioso de esta enfermedad, ya que todas las mentiras y teorías conspirativas no hacen más que socavar toda respuesta para eliminarla.

¿Qué necesita una noticia falsa para sobrevivir?

La desinformación es una distorsión deliberada de la realidad con el propósito fundamental de dividir a la opinión pública sobre determinado tema. Es, efectivamente, un arma. Las noticias falsas son la pieza de encastre perfecto dentro de la estrategia más amplia: la desinformación. En toda estrategia de desinformación se pueden reconocer cuatro elementos:

  1. Una vulnerabilidad, un tema que genera una situación especial o particular que puede afectar a un país entero, o inclusive trascender fronteras. La pandemia es, de hecho, una vulnerabilidad que está viviendo por estas horas el mundo entero.
  2. Una narrativa que divide a la sociedad en relación con esa vulnerabilidad
  3. Su publicación digital
  4. Su distribución masiva

Y para esa distribución masiva, no aparecen sólo las redes sociales, también están los blogs, foros, comunidades y grupos de Whatsapp, donde las noticias falsas pueden ser inyectadas de forma estratégica. Si bien la desinformación no es un elemento nuevo, son la multitud de maneras negativas de explotar los medios digitales y las redes sociales los que hoy permiten que una mentira esté al alcance de todos y sea concebida como verdad.

Las noticias falsas están basadas en la emoción y la polarización y en el reforzamiento de las identidades, porque de esta manera capturan la atención del consumidor, de manera tal que cada vez la persona pase más tiempo leyendo y consumiendo este tipo de información hasta terminar negando cualquier otro tipo de realidad.

Cómo defenderse de la desinformación

Cómo ciudadanos, existe una responsabilidad individual frente a la desinformación, y hay muchas maneras de contribuir. Por un lado, favorecer el diálogo como herramienta más importante de la comunicación, construyendo consensos y, por otro lado, no contribuyendo con clics y reenvíos de información que sólo contribuyen a redistribuir las noticias falsas.

Una de las principales herramientas propias con las que cuenta la desinformación es la velocidad de auto propagación. Un estudio muy interesante del Massachusetts Institute of Technology (MIT) reveló que las noticias falsas tienen un 70% más de probabilidades de ser retuiteadas que una noticia verdadera incluso cuando se controlaban factores como si la cuenta se verificó o no, el número de seguidores y la antigüedad de la cuenta, así lo señala esta investigación que fue publicada en la revista Science. Al mismo tiempo, el estudio remarca que las noticias verdaderas tardan 6 veces más en difundirse a las 1500 primeras personas. Específicamente, el estudio analizó la rapidez con la que las fake news se propagan en la red social Twitter, para lo cual analizaron 126000 historias en esta red social tuiteadas por alrededor de 3.5 millones de usuarios entre 2016 y 2017. El estudio señala que “la falsedad se difunde significativamente más rápido, más profundo y más ampliamente que la verdad en todas las categorías de la información, y los efectos fueron más pronunciados para noticias falsas sobre política que para las noticias falsas sobre terrorismo, desastres naturales, ciencia, leyendas urbanas o información financiera”.

Los investigadores de MIT también analizaron porqué las noticias falsas eran tan atractivas y sugirieron que a la gente le gustaba la “novedad”. Examinaron las respuestas de los usuarios a tweets de noticias falsas y encontraron que las personas expresaban más sorpresa y disgusto por la información errónea. “Descubrimos que las noticias falsas eran más novedosas que las verdaderas, lo que sugiere que las personas tenían más probabilidades de compartirlas”, señala el informe. De este informe se desprende una conclusión: las noticias falsas están diseñadas para golpear los sentimientos de las personas y alentarlos a compartir a través de la indignación absoluta. Una estrategia cuidadosamente diseñada por aquellos que buscan sacar beneficio a partir de las reacciones de las personas.

La desinformación no sólo supone un reto para los medios de comunicación o para los periodistas, constituye un reto democrático para todos los ciudadanos detenerse a pensar un instante, y transformarse en crítico antes de aceptar por verdad todo lo que aparezca publicado.

Mat Heywood/ Florencia Montaruli -
Health.Studio

Comprender más…

Comprender más…